El sabor, la textura y el color son tres características que vale la pena tener en cuenta al preparar un acompañamiento
A veces terminamos complicando un almuerzo delicioso pensando en cómo acompañar al plato principal. Pero acá estamos para ayudarte, por eso, te vamos a contar cómo elegir guarniciones para pollo, aunque estos tips funcionan para cualquier otro alimento.
¿Qué es una guarnición?
Para entender mucho mejor en qué consiste una guarnición, lo más fácil es repasar un menú para una cena o un almuerzo.
- La entrada: pueden ser frías o calientes y suelen tener porciones pequeñas, así como ligeras, que buscan abrir el apetito. Se sirven antes del plato principal y pueden ser para compartir o personales. Algunos ejemplos de entradas son una sopa, una ensalada o un carpaccio.
- Plato fuerte: el gran protagonista de una cena o un almuerzo, el plato con mayor presencia, el principal. A partir del plato fuerte, como una carne o un pollo, es que se eligen los acompañamientos.
- Guarniciones: son los que acompañan al plato fuerte, que lo complementan en sabores, colores y texturas. A lo largo de este artículo vamos a profundizar en ellos, pero pueden ser arroces, papas, pastas, ensaladas, tartas o salsas.
- Postre: el cierre con broche de oro de cualquier comida. Usualmente es dulce y contrasta con los sabores, normalmente salados, de los alimentos anteriores. Un pie, un flan o una gelatina son postres clásicos y comunes.
Tipos de guarniciones
A pesar de la cantidad de guarniciones para pollo, carne y pescado que existen, que no son posibles de enumerar ya que tendríamos una lista infinita, se pueden clasificar en dos grupos.
- Guarniciones simples: son aquellas en las que únicamente es necesario un ingrediente, por ejemplo, un arroz, una verdura (más allá de su preparación), unas lentejas o unas papas.
- Guarniciones compuestas: seguramente ya imaginas en qué consisten. Son los acompañamientos en los que se necesita más de un ingrediente, por ende, también suelen requerir de un mayor tiempo de preparación. Un ejemplo perfecto es la ensalada, aunque también podemos hablar de unos tomates rellenos o unas papas gratinadas.
Es importante tener en cuenta cuál tipo de guarnición se va a servir al momento de organizar una cena, siempre pensando en su relación con el plato principal.
Es decir, si el plato fuerte es una preparación pesada, una guarnición simple puede funcionar muy bien. Por otro lado, un acompañamiento compuesto, que tenga una presencia importante, puede complementar de maravilla un plato principal más ligero.
Una guarnición estelar: la ensalada
Empezamos a darte algunas ideas de guarniciones para pollo, y si vamos a repasar algunos acompañamientos que pueden ayudarte, no podemos olvidarnos de la ensalada.
Ahora, esto no quiere decir que una buena ensalada no pueda ser un plato principal. Sin embargo, recuerda este mantra al momento de elegir guarniciones: debe complementar al plato fuerte. Si este es una ensalada, no podemos usar otra ensalada como acompañamiento.
El aderezo
Además de las verduras, una ensalada tiene que llevar un buen aderezo, que también vale la pena decidir en relación el plato principal. Este es un ingrediente perfecto para darle un juego de sabores espectacular a cualquier comida.
Por ejemplo, si tu plato fuerte es un pollo con un toque de picante, una buena idea es que el aderezo para tu ensalada tenga jugo de limón o vinagre, para darle ese elemento ácido que contrasta con el picante del plato principal. ¿Ya vas entendiendo cómo combinar tus guarniciones?
Los toppings
Hablamos del aderezo como un elemento para jugar con sabores, pero piensa en todos los sentidos. Con toppings como semillas y frutos secos puede añadirle una característica crujiente para sorprender a tu paladar.
Ahora, piensa bien en cómo elegirlos y la cantidad necesaria. Estos toppings hacen parte de esos pequeños detalles que hacen la diferencia. Unos trocitos de tocineta en una ensalada, con un pollo como plato fuerte, pueden saber bastante bien.
Pero si, en cambio, el plato principal es también carne de cerdo, la tocineta puede ser demasiado. En ese caso, unas nueces o unas semillas de linaza pueden funcionar mejor.
Tipos de ensaladas
- Ensaladas simples: las más sencillas de preparar y que tienen un máximo de tres ingredientes, más una vinagreta.
- Ensalada compuesta: acá dejamos de hablar únicamente de verduras, como esas ensaladas más clásicas, para usar otros ingredientes, como frutas (que suelen darle un sabor dulce y distinguible) y elementos no vegetales, por ejemplo, camarones, huevo duro o pasta.
- Ensaladas templadas: una de las características principales de las ensaladas es que suelen comerse frías, sin embargo, en los inviernos más duros se les añade un aderezo caliente, para hacerlas tibias. Lo más normal es que sean ensaladas compuestas.
Las salsas, nunca fallan
Recuerda la clave de las guarniciones para pollo o cualquier otro alimento: debe complementar al plato fuerte. ¿No es eso lo que, precisamente, hacen las salsas? Los acompañamientos no son necesariamente más comida, pero sí más sabor.
Las salsas son una de las ramas más interesantes que tiene la cocina, desde la historia de las salsas madre, hasta su uso en los sabores tradicionales de cada país.
Acá no las vamos a mencionar todas, necesitaríamos mucho más espacio, pero te contamos sobre algunas de nuestras favoritas:
- Salsa velouté: las seis salsas madre son aquellas que empezaron toda una tradición de experimentación y juegos de sabores. Entre estas, está incluida la velouté, que sobresale por el uso de un caldo de pescado o pollo, perfecta para enfatizar algún sabor.
- Salsa de tomate: la versión clásica de esta salsa que encontramos en todos los supermercados también es parte de las seis salsas madre. Te recomendamos hacer tu propia versión casera con cebollas y pimentón.
- Mayonesa: la tercera salsa madre de la que hablamos acá. Únicamente necesitas huevo, aceite y sal.
- Salsa BBQ: una de las salsas más populares, que también tiene muchas versiones más industriales. Busca resaltar ese toque ahumado, aunque no es necesario cocinar a la brasa para aprovechar su sabor.
- Salsa a la pimienta: una verdadera maravilla para los fanáticos de este sabor, en especial si se le dejan algunos granos enteros de pimienta en lugar de molerlos todos.
Nunca descartes las papas
Seguimos repasando algunas ideas de guarniciones para pollo y llegamos a una de nuestras favoritas: las papas. Tienen la gran ventaja de que podemos prepararlas de muchas formas y, si nos animamos a combinarlas con otros ingredientes, son fabulosas.
Además, dependiendo del corte que uses, también pueden funcionar como un elemento decorativo. Piensa en las opciones geométricas a tu disposición: en bastones, en tajadas, en tiras, en cubos, con cáscara, sin cáscara, en espirales. Esto sin hablar de las opciones que existen si te provoca rellenarlas o hacer un puré.
Por otro lado, las puedes preparar al horno, en una freidora de aire, asarlas o freírlas. Son un acompañamiento perfecto para soltar la imaginación y experimentar con los sabores.
¿Cómo cocinar papas?
Si vas a preparar una guarnición con este alimento, seguramente vas a tener que pasarlas primero por agua caliente. Este es un punto fundamental para ser un experto cocinando papas, así que queremos darte algunas recomendaciones.
- Es necesario que el agua cubra las papas en su totalidad. Piensa, además, que una parte se va a evaporar durante el proceso, así que ten en cuenta esto al momento de medir la cantidad de agua.
- Añade un poco de sal al agua. Mientras hierve, la papa va a absorber la sal y va a tener un mejor sabor.
- Si quieres ahorrar un poco de tiempo, tapa la olla. El calor va a estar más concentrado.
- Si no has preparado unas papas antes, es mejor que estés atento para que la cocción no se pase y terminen deshaciéndose.
- Para comprobar que tu papa ya está lista, clávale un cuchillo. Si entra y sale con facilidad, ya puedes apagar el fuego.
Un universo de arroces
Llegamos a una de las guarniciones para pollo, y realmente para cualquier plato fuerte, más usadas. El arroz, delicioso en su preparación más sencilla, como un arroz blanco, hasta en sus platos más complejos, como puede ser un risotto realmente italiano.
Esta última forma de preparar el arroz, al igual que el sushi, crea un juego de texturas que puedes incorporar a tus almuerzos. Esa sensación de los granos de arroz pegados o cremosos, pueden funcionar con un pollo con la piel crocante.
El arroz también te puede ayudar a crear contrastes de sabores. Imagina un arroz con coco, con ese sabor más dulzón, jugando en tu paladar con unas piezas de pollo más saladas y con un ligero picante. Todo un espectáculo.
Y si entramos a hablar de decoración, es todo un lienzo en blanco para aprovechar y hacerlo rojo, amarillo o verde.
¡Usa tu creatividad!
Más allá del acompañamiento que elijas para tu plato principal, recuerda, y lo decimos por última vez, debe ser un complemente del fuerte. ¿Qué es lo que buscas? Un buen contraste de sabores, un juego de texturas o algo más enfocado en el color la decoración.
El reto está en combinar estos elementos. ¡Experimenta con tus guarniciones!