El jengibre es un condimento muy apetecido en la cocina.

Todo lo que debes saber sobre el jengibre

En Recetas Nestlé® hablamos de uno de los condimentos que más sabor tiene

El jengibre es un condimento muy apetecido en el mundo gastronómico. Su aroma y sabor picante les dan a los platos un toque distintivo. Además, dependiendo de la forma en que sea empleado, sirve para potenciar otros ingredientes presentes en recetas de todo tipo: dulces, saladas o mixtas.

CARACTERÍSTICAS DEL JENGIBRE

Esta raíz tuberculosa, proveniente del sudeste asiático, se ha convertido con el pasar de los años en un ingrediente insignia de los platos orientales. De hecho, hay quienes consideran que muchos platos mejoran significativamente con un toquecito de jengibre. Exploremos a detalle los aspectos que destacan a este condimento:

  • Sabor intenso: sus propiedades hacen que con muy poca cantidad sea capaz de elevar cualquier plato. Al ser tan fuerte, la mejor recomendación es añadirlo poco a poco y en la justa medida.
  • Un aroma que resalta: al igual que con el sabor, con el olfato podemos reconocer fácilmente el jengibre, pues desprende un olor característico que llena de personalidad a los platos que preparemos. Vale la pena tener en cuenta este aspecto al emplearlo.
  • Alta conservación: además de que es fácil de conseguir, tiene una propiedad adicional y es que debido a la manera en que crece es probable que dure mucho tiempo. No olvidemos conservarlo limpio y libre de humedad exterior al guardarlo en casa.
  • Perfil de sabor característico: su aroma y sabor se describe en tres elementos principales: es fuerte, algo picante y muy aromático. También cuenta con unos toques alimonados que aportan frescura y potencian cualquier preparación.

¿CÓMO SE USA EL JENGIBRE AL COCINAR?

Para emplearlo correctamente debemos empezar por elegir el jengibre más fresco. Es importante tener presente que su carne es fibrosa y, por tanto, si dejamos que pase mucho tiempo al aire libre o lo cortamos, pero no lo utilizamos, se pondrá seco y duro, por lo que será más complicado incorporarlo en las recetas.

Al momento de comprarlo procuremos elegir los trozos más gruesos, firmes y sólidos. Estas características garantizan su frescura y versatilidad. Recordemos que para asegurar su durabilidad tenemos que utilizar la cantidad que indica la receta, el sobrante lo podemos envolver en papel aluminio o colocarlo en el congelador.

Ahora bien, ¿qué aporta el jengibre en la cocina? Estos son algunas de las alternativas con esta especia que cambiarán y elevarán el perfil de nuestros platos:

1. Para perfumar: en la cocina oriental se utiliza a través de finas láminas que se calientan durante un momento para posteriormente integrar el resto de los ingredientes.

2. Marinados: aunque no es tan común como la sal o la pimienta para este tipo de recetas, normalmente se usa molido sobre pescados o carnes antes de cocerlos al vapor.

3. Aliñados: en las ensaladas otorga un juego de sabores especial si se utilizan tajadas de jengibre remojadas en aceite o vinagre.

4. Adobos: acompañado de vegetales como la cebolla o el ajo y mezclado con especias clásicas como la pimienta o el tomillo es ideal para condimentar carnes, pescados o pollos. Esta combinación también funciona para crear guisos diferentes a los tradicionales.

5. Repostería: en varias recetas dulces es un complemento perfecto de la canela, el clavo o la nuez moscada. Normalmente se utiliza molido, por lo que hay que ser muy prudentes con la cantidad a utilizar.

6. Glaseados o salsas: el jengibre en almíbar es una de las presentaciones de este ingrediente que más se ven en China. Debido a su textura es ideal para acompañar copas de helado o endulzar frutas como la pera.

Otra forma de emplearlo es colocando un poco del glaseado sobre las carnes preparadas al horno, como el cordero o el jamón. La combinación de sabores mantiene la proteína jugosa y con un sabor diferente.

FORMAS DE PRESENTACIÓN DEL JENGIBRE

Este condimento se puede encontrar de múltiples formas en el mercado. Cada una de sus presentaciones otorga distintos sabores que potencian el lado picante o aromático de la especia. Conozcamos a continuación las diferencias entre los formatos más populares:

  • Jengibre fresco

    Es la manera en que lo encontramos en las tiendas tradicionales. Podemos saber que está en las mejores condiciones si su piel y su interior son suaves. A medida que madura, la textura se endurece y el sabor es más fuerte.

    Para conservarlo correctamente debemos envolverlo en papel aluminio y mantenerlo en el refrigerador. También se puede guardar en el congelador, así durará meses.

  • Molido

    Es el ideal para sazonar y combina muy bien con canela o nuez moscada. No es recomendable sustituir el jengibre fresco por este tipo de presentación. En este formato, una de las características que más resalta es su aroma terroso, por lo que es el ingrediente estrella en varias recetas de repostería.

    Al guardarlo, tenemos que hacerlo en un lugar fresco, seco y alejado de la luz directa. Recordemos comprar poca cantidad y verificar que tanto su olor como textura está en perfectas condiciones antes de usarlo. Por lo general, se conservará intacto de 2 a 3 meses.

  • En jugo

    Se usa mucho en salsas, infusiones, carnes, pescados o pollos. Es un buen sustituto del jengibre molido. Aunque no es un formato muy común, es una forma práctica de incorporar este condimento dentro de nuestras preparaciones.

    Nuestro consejo es mantener el líquido refrigerado después de abierto y consumirlo en el menor tiempo posible, así mantendrá tanto el aroma como algunos toques picantes. Es importante verificar la fecha de vencimiento antes de incorporarlo a los platillos.

  • En conserva

    Funciona muy bien como acompañamiento. De hecho, es el que normalmente se sirve con los rollos de sushi, pues permite limpiar el paladar para identificar los sabores innovadores y diferenciales de este popular plato japonés.

    Se emplea comúnmente como guarnición en pescados y carnes, también como como condimento en postres u otras preparaciones dulces. Se debe mantener refrigerado después de abierto. Procuremos conservarlo en sus propios jugos para preservarlo en las mejores condiciones.

¿CÓMO PELAR EL JENGIBRE?

De esta especia existen múltiples formatos de presentación. Algunos los podemos comprar ya listos en tiendas especializadas de productos orientales, pero lo más común es encontrar trozos de su raíz.

El primer truco es evitar comprar jengibre en exceso, aunque hemos resaltado su durabilidad, no se trata de un alimento que dure eternamente. Lo mejor es gastar únicamente la cantidad que necesitamos, así podemos extender por unas semanas más su frescura.

Algunas personas no saben cómo pelarlo, principalmente porque tiene una superficie irregular, por lo que es normal que un cuchillo no pueda eliminar la piel sin afectar la integridad del producto. Sin embargo, la solución para obtener jengibre fresco y sin piel es mucho más fácil de lo que se cree.

Solo basta con una cuchara. Así es, si escogimos un trozo sólido, únicamente necesitamos de este cubierto para pelarlo sin dificultad. Tenemos que hacer movimientos en línea recta y en un par de minutos vamos a tener un buen pedazo de jengibre para cocinar.

También se puede utilizar un pelador de verduras pequeño, solo debemos tener presente que es posible pelar más partes de las necesarias y el jengibre, al quedar expuesto a la humedad, puede secarse más rápido y endurecerse antes de tiempo.

IDEAS PARA COCINAR CON JENGIBRE

Es una especia muy versátil, a pesar de su potencia, encuentra la forma de complementarse con otros ingredientes y otorga sabores que pueden ser tanto del mundo salado como del territorio de lo dulce. Conozcamos las posibilidades de preparación que otorga esta especia.

Sopas y cremas: por lo general, el jengibre entero y sin pelar se añade al inicio de la preparación de estas recetas para dotar al líquido de su aroma característico. Luego, lo más común es retirarlo e incorporar los demás ingredientes.

Arroces: cuando se emplea picado, les da a estas recetas toques diferenciales por lo que, usualmente, se saltean primero y luego se le añaden los demás componentes. Así, se elimina el toque picante, pero mantiene su aroma.

Aderezos: ya sean dulces o salados el jengibre es ideal como base para salsas. Podemos agregar mantequilla con un poco de menta seca y crear un acompañamiento perfecto para langostas o camarones. Con el azúcar moreno, se puede espolvorear sobre papas u otras preparaciones al horno.

Ablandador: en proteínas como las carnes es excelente para mantener la jugosidad y a su vez garantizar que se mantengan tiernas. La mejor forma de hacerlo es frotando el jengibre contra la carne antes de pasarla al asador.

Platos al wok: en estas preparaciones que contienen vegetales salteados o carnes bañadas en varios tipos de salsas, el jengibre ayuda a darle ese toque oriental clásico. Nuestro consejo es emplearlo con moderación, pero no lo descartemos en este tipo de recetas, elevará mucho los sabores.

Bebidas calientes: el té de jengibre puede ser perfecto para una noche fría o como acompañante de pasabocas como las galletas. Solo basta con hervir un trozo en agua o revolver una cucharada del producto molido para obtener una infusión deliciosa.

Es el momento de darle a nuestra cocina un sabor oriental. Aprovechemos la versatilidad del jengibre para resaltar aún más todas nuestras preparaciones. ¿No sabemos que cocinar hoy? ¿Queremos más ideas? ¡Exploremos todos los recursos de Recetas Nestlé y descubramos juntos platillos sorprendentes todos los días!