Dos tipos de sopas, acompañadas de pan.

Cuáles son los diferentes tipos de sopas

En Recetas Nestlé® queremos contarte cómo se distinguen las sopas en la cocina

Hay todo un mundo en el universo de la cocina cuando queremos hablar de los diferentes tipos de sopas que podemos encontrar. Aunque lo más normal es, tal vez, pensar en las que nos recuerdan a la casa de nuestros padres o abuelos, hay unas cuantas más.

En este artículo te queremos contar sobre las diferencias que existen entre las distintas clases de sopas, así como darte algunos consejos al momento de prepararlas y mostrarte unas cuantas recetas.

Tipos de sopas

Aunque los platos que te vamos a contar a continuación requieren diferentes preparaciones, todos tienen en común una mezcla de ingredientes sólidos y líquidos. Incluso existen algunas confusiones para diferenciar los tipos de sopas que te queremos mostrar.

Si tenías dudas para entender realmente qué es un consomé o un fondo, en Recetas Nestlé® te lo explicamos.

Sopas claras o caldos

Son las preparaciones más básicas, ya que únicamente se necesita agua y otros ingredientes, que pueden ser huesos de pollo, espinas de pescado, huesos y retazos de carne de res, y verduras, dependiendo del caldo que estés preparando. También se les puede añadir algunas hierbas para darle un toque aromático.

Este juego de sabores puede tener un énfasis. Por ejemplo, un caldo de pescado se hace únicamente con restos de este animal, mientras que un caldo de verduras puede incluir diferentes tipos de vegetales y hierbas aromáticas. Algunas verduras que se pueden usar son zanahorias, apios, cebollas o zucchinis.

Las sopas claras se pueden usar como base de una crema, de arroces y otras sopas más elaboradas o complejas. Su propósito es potenciar o fusionar sabores, para que los platos que mencionamos tengan una mejor recepción en el paladar.

Como su nombre lo indica, las sopas claras suelen tener un color amarillento o de tono marrón con características un poco transparentes. Así mismo, suelen ser ligeras.

Los consomés

Cuando hablamos de este tipo de sopa nos referimos a una especie de caldo, sólo que es más pesado o sustancioso. Además, aunque puede tener verduras, su preparación suele hacerse con carnes, este es el ingrediente principal.

Es decir, un consomé es el agua en el que se cocina una proteína, sobre todo cuando hablamos de una cocción larga. Pero no es únicamente dejar un trozo de carne, mariscos o pescado cocinando en agua, para luego tomársela.

Una vez el consomé tiene la sustancia necesaria para que tenga sabor y no sea insípido, es necesario pasar por un proceso de clarificación. Esta es una técnica de la cocina para retirar las impurezas de los consomés. De esta forma se logra ese color translúcido.

Se suele comer como entrada al principio de las comidas y se sirve en una taza o en un plato hondo, ambas opciones son válidas. Así mismo, se puede consumir frío o caliente.

¿Cómo clarificar un consomé?


  1. Es importante retirar durante el proceso de cocción la grasa y las impurezas que quedan en la parte superior usando una espumadera o un cucharón.
  2. Cuando termines de preparar el consomé, se debe pasar por un colador. En este punto ya se han eliminado las impurezas más grandes.
  3. Déjalo enfriar por un par de horas en el refrigerador. Después de que pase este tiempo, retira la grasa que queda en la parte de arriba.
  4. Para terminar de limpiar las impurezas, vas a necesitar una clara de huevo por cada litro de consomé. Bate las claras, mientras pones a calentar el consomé.
  5. Cuando hierva, añade las claras y remueve.
  6. Baja la temperatura a un fuego bajo y déjalo por 30 minutos.
  7. Con el paso del tiempo, vas a ver que se forma una costra con las claras. Una vez pase la media hora, deja enfriar el consomé a temperatura ambiente.
  8. Retira con cuidado la costra de las claras, que contiene las impurezas, usando una espumadera o un cucharón.
  9. Filtra el consomé por una estameña o un colador de tela.

Las cremas

Cuando nos referimos a las cremas, dejamos a un lado las texturas totalmente líquidas (como los ejemplos anteriores), para enfocarnos en la búsqueda de un plato más espeso, en el que también se pueden usar algunos lácteos.

Aunque es posible hacerlas únicamente con agua, es mucho mejor prepararlas con un caldo. Esto le va a entregar un sabor mucho más fuerte y agradable al resultado final. Además, abre las puertas para jugar y mezclar las reacciones de las papilas gustativas.

Por ejemplo, para una crema de cebolla, puedes hacer un caldo de esta verdura para acentuar el sabor. También está la opción de preparar un caldo aromático o con carne para complementar el toque que le da la cebolla.

Para hacer una crema casera se cocina el agua o el caldo con la verdura de tu preferencia, que debe ser triturada o licuada durante la cocción. Ten cuidado con el tiempo, ya que cada verdura es diferente y puede perder sus cualidades nutricionales.

Sopas de fideos

No podemos hablar de sopas y dejar a un lado las que son de fideos. Son todo un clásico para los días más fríos. Como se suelen tomar calientes, son maravillosas cuando queremos calentarnos o no salir de la casa.

Usualmente se preparan con un caldo de vegetales o alguna carne, que le entregan un sabor característico dependiendo de lo que estemos buscando. El fideo, ya sean letras, conchas, spaguetis o la que prefieras, se cocina en el caldo.

También es muy común acompañarla con papa y verduras como zanahoria, cebolla o arvejas.

Los potajes

Lo más normal es que este tipo de sopa tenga una base de legumbres, como garbanzos o lentejas, junto a algunas verduras. Las primeras suelen estar ya cocinadas, mientras que las segundas pueden prepararse en el mismo caldo.

Una práctica común a la hora de preparar potajes es sofreír las verduras antes, para que suelten su sabor una vez sean añadidas al agua. Algunas preparaciones también pueden incluir arroz.

Los potajes tienen más cuerpo, sustancia y consistencia que un caldo, pero no llegan a ser cremas.

Sopas frías

Lo más común al momento de pensar en los diferentes tipos de sopas es imaginar una mezcla de ingredientes líquidos y sólidos que se come caliente. Esto tiene sentido, sobre todo cuando se habla de sopas con carne o pollo, dos proteínas que no se consumen, normalmente, frías.

Sin embargo, existen también las sopas que se toman a temperaturas más bajas y que son geniales, en especial, para tomar en los días más calientes y que ayudan refrescarnos. La base de las sopas frías puede ser de frutas, verduras e incluso yogurt.

Más adelante te vamos a mostrar un par de ejemplos de sopas frías, pero por ahora únicamente vamos a mencionar el gazpacho, un plato típico de la región de Andalucía, que es muy popular en toda España durante el verano. Este tipo de sopa es muy útil en las temporadas más calientes en los países donde hay estaciones.

Los fondos

También se les conoce como caldos fuertes, ya que son muy parecidos a los caldos de los que hablamos previamente. Su principal diferencia es que tienen un sabor mucho más concentrado porque se busca extraer todo el sabor de los ingredientes (como verduras, hierbas aromáticas, espinas de pescado, y huesos de pollo o res) con una cocción lenta.

Sin embargo, tampoco es un potaje porque los fondos no tienen legumbres. Estos caldos fuertes se usan para complementar otras recetas (como salsas o guisos) en lugar de ser consumidos solos.

Existen diferentes tipos de fondos:

  • Fondos oscuros: su característica principal, aparte del color, es que los ingredientes pasan por un proceso de cocción, ya sea en aceite o en el horno, antes de ser hervidos. Estos incluyen huesos o retazos de carnes rojas, con verduras como apio, zanahoria y cebolla (una combinación que los franceses llaman mirepoix), y hierbas aromáticas, como un bouquet garní (un conjunto de hierbas atadas con un hilo, que sirven para entregarle aroma a algunas preparaciones).
    Los fondos oscuros son los que más tardan en prepararse: entre seis y 10 horas.
  • Fondos blancos: a diferencia de los anteriores, tienen un sabor más suave debido a que los ingredientes no han sido cocinados antes de ser añadidos al agua. Además, se preparan con huesos o espinas de carnes blancas, verduras y un bouquet garní. Requieren de un menor tiempo de cocción: entre una y tres horas.
  • Fumet: se trata de un fondo en el que el ingrediente principal son las espinas y la cabeza del pescado. También incluye vegetales y agentes aromáticos. El fumet requiere de un tiempo de cocción entre 20 y 45 minutos.
  • Demi-glace y glace: se hacen a partir de la reducción de fondos oscuros. Cuando hablamos de reducción nos referimos a una técnica culinaria en la que se evapora una gran parte del líquido del fondo. El resultado es un sabor más fuerte y una textura más espesa o gelatinosa.
    El tiempo de cocción varía dependiendo de la cantidad de líquido que se tenga. El demi-glace es la reducción a la mitad de un fondo oscuro, mientras que el glace es la reducción del demi-glace.

¿Cómo se hace una reducción?

Es un método que no requiere de utensilios costosos o profesionales. Para reducir un fondo se debe dejar a fuego alto hasta que empiece a hervir. En ese momento hay que bajar la temperatura a fuego medio, sacando durante el proceso las impurezas con una espumadera hasta que el líquido se evapore a la mitad.

Recetas de sopas

  • Caldo de verduras, preparado con Caldo De Verduras Maggi®.
  • Crema de apio, preparada con Leche Semidescremada La Lechera® Crema De Pollo Maggi®.
  • Sopa de bolas de verde, preparada con Caldo Criollita Maggi® y Sopa De Pollo Con Arroz Maggi®.
  • Gazpacho de sandía, preparado con Sopa de Vegetales MAGGI® de la Huerta.
  • Ramen de cerdo, preparado con Sopa de Carne MAGGI® de la Huerta.
  • Sopa de lentejas y letras, preparada con Sopa de letras MAGGI®.

Trucos y consejos para preparar las sopas

Aunque las recetas suelen tener las instrucciones claras, puede que alguna vez te equivoques y le añadas demasiada sal o que no logres la textura que buscas. En la cocina siempre hay una solución.

Por eso, en Recetas Nestlé® queremos darte algunas recomendaciones para que tus sopas sean las mejores.

  • ¿Quedó muy salada?: lo ideal es añadir la sal poco a poco, de pizca en pizca para que no lleguemos a este punto. Sin embargo, no es un lugar en el que no haya retorno. Una buena solución es añadir una papa cruda, que se va a encargar de absorber la sal. Si es un tipo de sopa que lo permite, también puedes añadir Crema de Leche Nestlé®.
  • Nunca subestimes un caldo: siempre que quieras preparar una sopa o una crema, piensa en el caldo que vas a usar. Un buen caldo como base puede hacer toda la diferencia para que tengas un resultado exquisito.
  • Juega con las texturas: una de las ideas más sencillas para darle un toque de calidad a cualquier tipo de sopa es añadirle un elemento crujiente, como frutos secos, para crear un contraste de texturas.
  • ¿Cómo espesar las cremas?: si tus cremas de verduras quedan demasiado líquidas, una buena idea es añadirle papa o arroz. Son dos ingredientes que van muy bien con cualquier tipo de crema y ayudan a darle esa textura característica.

  • Los sabores son demasiado fuertes: si sientes que tus sopas tienen un sabor demasiado concentrado, intenta darles un giro para sorprender al paladar. En el caso de las cremas puedes usar un lácteo, mientras que con las sopas es posible darle un toque ácido con limón o picante con algún ají.
  • Mi sopa está insípida: es el caso contrario al anterior. Si tu sopa no tiene el mejor sabor porque, en realidad, carece de este, intenta sofreír u hornear las verduras que usaste antes de llevarlas al agua o añadir agentes aromáticos.
  • Quiero un caldo más limpio: si has preparado alguna vez una sopa clara, seguramente has notado que durante la cocción se forma una espuma o una capa de grasa. Ahí se encuentran las impurezas de los ingredientes que usaste. La solución es usar una espumadera para retirar estos elementos.
  • Usa los caldos MAGGI®: para evitar que se te pase la sal o que tu preparación quede insípida, te recomendamos aprovechar los diferentes caldos MAGGI® que tenemos en nuestro portafolio: de gallina, costilla y vegetales. De seguro no van a fallar.

Sopas típicas de algunos países

  • Ajiaco colombiano: el plato típico de Bogotá, la capital de Colombia, lleva tres tipos de papas (criolla, sabanera y pastusa), pollo, choclo y unas hierbas que se llaman guascas. Es muy normal añadir crema de leche, ají, aguacate y alcaparras.
  • Locro, de Argentina: una muestra del choque cultural que hubo con la llegada de los españoles a América. El locro tiene ingredientes de ambos continentes, como el choclo de origen americano, y chorizo, nacido en Europa.
  • Pozole mexicano: un plato que se come para celebrar las fiestas patrias de México y que es preparado con choclo, ese es el ingrediente clave. Dependiendo de la región puede tener, además, carne, pollo, mariscos o diferentes verduras.
  • El gazpacho español: una sopa fría perfecta para el calor de verano. Se prepara con tomates, ajo, aceite de oliva, pepino y pimentón.
  • La sopa tarator de Bulgaria: esta opción es totalmente distinta a las anteriores y funciona como otro ejemplo de sopas frías. Se prepara con yogurt, pepinos, nueces y eneldo.
  • Sopa de quinua ecuatoriana: una opción estupenda para los que gustan de experimentar en la cocina, ya que la quinua se puede acompañar con carnes o verduras, entre otros ingredientes.